viernes, 29 de abril de 2011

Muammar Kaddafi, la jurisprudencia de la Suprema Corte, los políticos encumbrados de México y Giovanni Papini.


Muammar Kaddafi, la jurisprudencia de la Suprema Corte, los políticos encumbrados de México y Giovanni Papini

@BenitoJuarezG

Giap Salvador Diaz

Bueno, la nota de que da cuenta el señor ministro de la Suprema Corte Arturo Saldivar Lelo de Larrea acerca de una reunión de los integrantes de la Primera Sala (*) con magistrados federales no ofrece ninguna información substancial, pues se refiere simplemente a que tuvo por objeto comentar las razones y fundamentaciones de jurisprudencias en materia penal emitidas por aquel Alto Tribunal y a que en el futuro se realizarán otras reuniones similares. Consideramos que la labor de la Suprema Corte ya viene siendo notablemente negativa para el país. México se encuentra ya desde hace muchos años en materia de Justicia en una suerte de túnel o de “agujero negro” , sin que ello vislumbre posibilidades de una salida digna, precisamente porque la estructura del Poder Judicial Federal y de todo el aparato federal del Estado está totalmente desgastada, ya resulta inoperante porque ha sido degradada al desastroso estado en que se encuentra. Los Poderes federales Ejecutivo y particularmente del Legislativo, la Cámara de Senadores, son los factores principales a quienes responsabilizar de la peligrosa situación actual. Estos órganos son el conducto de las consignas políticas más brutales que se han estado aplicando en todo el país para mantener y constituir un Estado a nivel Federal, déspota, depredador, que ha abdicado a la defensa y acrecentamiento de nuestros bienes e intereses nacionales y populares. Así ese Estado desde hace muchos años actúa cínicamente con su índole entreguista en beneficio de la plutocracia en el Poder y de sus socios megacleptómanos extranjeros. Ahorita que un país indefenso en términos militares es sometido a una destrucción bestial, a una grosera y estúpida campaña de difamación, de calumnias, de asesinatos y terror masivos -Libia, su gran líder Muammar Kaddafi y su heróico pueblo-, ninguno de los políticos hablantines del sistema, menos el que ocupa la silla presidencial, se digna a alzar su voz y su presencia ante el mundo para condenar esos ataques salvajes de los bárbaros del norte del Mar Mediterráneo contra Libia ultrajada. Los políticos mexicanos encumbrados del sistema, eso sí, son muy capaces para urdir intriguillas, hacer mal uso del poder público, para hacer méritos con sus similares de más arriba. Este es el engranaje de la corrupción en México al servicio de los que ahora con grandes y estúpidas mentiras se dedican a destruir al país norafricano, uno de los más ordenados y pacíficos de la tierra. Son los ocupantes de aquellos elevados órganos del Estado mexicano quienes han hecho todos los brutales cambios a la Constitución que han dado como resultado el desastre en que se encuentra México, la extrema pobreza y miseria en todos los órdenes en que nos debatimos los más de cien millones de mexicanos; y la Suprema Corte y el Consejo de la Judicatura Federal, coto privilegiado de poder al servicio de intereses ilegítimos del Poder Ejecutivo y de la Cámara de Senadores, triste, amarga y obscuramente sólo son rémora de quienes mangonean los dos organismos acabados de mencionar, sólo son sus comparsitas, dedicados a congratularse de, a persignarse, a hacer la señal de la cruz, a bendecir, a obedecer ciegamente las consignas políticas de los que manipulan el Régimen federal. ¡Oh, sí, que la Suprema Corte somete y someta a los señores jueces y magistrados federales, que les explique con su lenguaje críptico sus jurisprudencias, muchas de ellas criterios descabellados despojados de pudor y de vergüenza profesionales; que los jueces y magistrados federales aprendan a cumplir las consignas de las jurisprudencias, que las apliquen ciegamente como el robot de dictar la Justicia de Giovanni Papini, pero si que la Corte es el gran robot y sus convocados sus robotcitos; pero llegará el día en que México diga YA BASTA

Oaxaca de Juárez, Oaxaca, México
a 29 de Abril de 2011.
quetzalcoatl2009@gmail.com


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