Inicia en 2 de febrero del año 1529, dentro de esta campaña llevaban al cacique indígena Caltzontzin de Michoacán; le exigieron 8000 hombres, tesoros y mujeres; como se negó lo torturaron con lumbre, lo amarraron a un caballo, así fue arrastrado y finalmente todo su cuerpo echado al fuego –Vaya tipejos tan desalmados−.
Continuó el ride con 100 españoles y 5000 indios, la norma, atropellos y saqueos a los bienes y a las personas de los naturales por donde pasaban.
Les exigían oro , víveres y tamemes (cargadores). Este bribón sometía a crueles tormentos y a la misma muerte a los representantes indígenas, los aperreaban −les echaban los perros−, los esclavizaban, los encadenaban, así violentaban sus intereses como seres humanos.
En Cuitzeo los mexicanos les hicieron feroz resistencia pero finalmente se impusieron los carniceros exploradores, impulsores del capitalismo; además de los anteriores martirios, caprichosamente cambiaban el nombre a las poblaciones y enseguida incendiaban todo el pueblo. País o pueblo, arrasados, como en estos siglos XIX, XX y XXI lo siguen practicando los civilizados líderes de Occidente.
El 25 de marzo 1530 la Confederación de Chimalhuacán se rindió a la chusma española; aquella fue liderada por una cacique, Chihualpilli Tzopotzin, la determinación fue consultada en Asamblea; 300 se oponen y deciden enfrentar a los invasores, y éstos fueron abatidos .
Por el mes de abril de 1530 los depredadores extranjeros encontrando resistencia transitaron por poblaciones del Sur de Zacatecas aplicando a sus habitantes los mismos sangrientos métodos.
Continúa la masacre en Ezatlán Laguna Magdalena, sus dueños defendieron el territorio, se negaron a todo lo que les fue exigido, y mostraron desprecio por el cristianismo, religión de los invasores.
Conversión de los indios mexicanos al cristianismo. Organización eclesiástica. Clero regular.
Propuesta del sátrapa Hernán Cortés a Carlos V de traer a nuestro Continente frailes y no a clérigos, porque éstos llevan una vida “ejemplar”. Métodos políticos sádicos: los frailes tuvieron grandes dificultades para despojar a los mexicanos de su cultura, carácter, costumbres.
Borrar el culto de las sagradas imágenes indígenas−mexicanas, que de manera secreta continuaban practicando y para conseguir su extinción emprendieron cruzadas –como las realizadas en la Edad Media contra los pueblos del Medio Oriente−. Empezando por Texcoco el Uno de enero de 1525, quemaron el Templo Mayor de aquella ciudad y destruyeron gran cantidad de imágenes sagradas de la cultura de los oriundos mexicanos nuestros ancestros, como pinturas y objetos de culto, en medio de los lloros, lamentos y gritos de la multitud que llenaban la plaza del mercado. Procedimientos semejantes perpetraron los salvajes invasores españoles en Tlaxcala, en Huejotzingo y otros lugares, los frailes acompañados de miles de indios mexicanos con los descendiente de los bárbaros armados hasta los dientes temían que los naturales se levantarán en armas. Los mexicanos fueron obligados por la fuerza y no entendían el cristianismo; los misioneros invasores se conformaban con que los naturales sólo observaran el culto externo y con esto los tenían por cristianos, exactamente como tal y como siempre ha ocurrido. Llegaron a bautizarlos con hisopos y hasta 3000 en un solo día y sin catecismo alguno; era natural que así lo hayan hecho como en la misma España, tal y como lo dice William Prescott (historiador norteamericano S. XIX); es así como aprendieron los pueblos a dar un valor exclusivo solo a los ruidos externos, a las formas y ceremonias sin ninguna substancia, como lo siguen haciendo hasta la fecha.
Los días en que conforme al ritual era precepto oír misa los representantes de los mexicanos por orden de los frailes hacían que los indios se acostaran temprano, de 2 a 3 de la mañana los obligaban a levantarse, los contaban y los formaban en dos filas una de hombres otra de mujeres, luego precedidos de un estandarte con la imagen de algún santo marchaban cantando los dogmas cristianos, algún himno hasta el atrio de la iglesia, en donde oraban de rodillas mientras se abrirán las puertas del templo. En invierno encendían hogueras para calentarse luego los frailes los contaban de nuevo y al que faltaba o llegara tarde le daban doce azotes; las oraciones se les enseñaban en latín, idioma que no entendían absolutamente y para retener los vocablos en la memoria usaban piedrecillas que implicaban palabras semejantes de su idioma o una especie de escritura jeroglífica que usaban también para confesarse llegando a hacerse verdaderas cartillas con las oraciones en jeroglíficos; los procedimientos para conseguir la conversión de los mexicanos al cristianismo nunca fueron pacíficos, frailes había que se lanzaban contra los recién convertidos quemando sus templos e imágenes sagradas que los salvajes españoles −frailes− llamaban “ídolos”; dichos depredadores también se dedicaron a aprehender, a azotar y a encarcelar a los sacerdotes indios antepasados nuestros. Como nuestros ancestros obviamente se negaban ser instruidos en las cosas de la fe católica, los extranjeros hispanoromanobárbaros acostumbraban tirarlos al suelo y les ponían piedras en los pies; a otros les echaban cera ardiendo en la barriga y así los azotaban los “bravos” invasores, eufemísticamente llamados con el término hiperbólico “conquistadores” por sus patrocinadores. Pedro Guzmán Maraver nombrado obispo de Oaxaca llegó a pedir al rey de España que se declara esclavos a nuestros antepasados.
Tales los acontecimientos de la invasión imperialista a un pueblo amante de la paz como lo fue y lo es el mexicano cuyos ancestros son los indios o pueblos originarios de este continente. Intentos fundamentales hemos protagonizado para llegar a ser un pueblo de personas libres conformantes de una Nación, provista de fortaleza, independiente y soberana que nos dote de las condiciones necesarias en donde impere la Justicia, la equidad, la solidaridad entre nosotros como en nuestras relaciones con los demás pueblos y naciones que vienen sufriendo las embestidas del Imperialismo y del Capitalismo. Tendremos que practicar estos principios propios de toda nación democrática bien asentada, para hacer de México , basado en nuestro propio esfuerzo y medios , un país lo suficientemente dotado de los elementos apropiados para hacer frente a los graves desafíos que representan los factores de poder ilegítimos que nos desafían y que ponen en peligro incluso nuestra integridad y existencia, como las de los pueblos y países que sufren en la tierra.
Propuesta del sátrapa Hernán Cortés a Carlos V de traer a nuestro Continente frailes y no a clérigos, porque éstos llevan una vida “ejemplar”. Métodos políticos sádicos: los frailes tuvieron grandes dificultades para despojar a los mexicanos de su cultura, carácter, costumbres.
Borrar el culto de las sagradas imágenes indígenas−mexicanas, que de manera secreta continuaban practicando y para conseguir su extinción emprendieron cruzadas –como las realizadas en la Edad Media contra los pueblos del Medio Oriente−. Empezando por Texcoco el Uno de enero de 1525, quemaron el Templo Mayor de aquella ciudad y destruyeron gran cantidad de imágenes sagradas de la cultura de los oriundos mexicanos nuestros ancestros, como pinturas y objetos de culto, en medio de los lloros, lamentos y gritos de la multitud que llenaban la plaza del mercado. Procedimientos semejantes perpetraron los salvajes invasores españoles en Tlaxcala, en Huejotzingo y otros lugares, los frailes acompañados de miles de indios mexicanos con los descendiente de los bárbaros armados hasta los dientes temían que los naturales se levantarán en armas. Los mexicanos fueron obligados por la fuerza y no entendían el cristianismo; los misioneros invasores se conformaban con que los naturales sólo observaran el culto externo y con esto los tenían por cristianos, exactamente como tal y como siempre ha ocurrido. Llegaron a bautizarlos con hisopos y hasta 3000 en un solo día y sin catecismo alguno; era natural que así lo hayan hecho como en la misma España, tal y como lo dice William Prescott (historiador norteamericano S. XIX); es así como aprendieron los pueblos a dar un valor exclusivo solo a los ruidos externos, a las formas y ceremonias sin ninguna substancia, como lo siguen haciendo hasta la fecha.
Los días en que conforme al ritual era precepto oír misa los representantes de los mexicanos por orden de los frailes hacían que los indios se acostaran temprano, de 2 a 3 de la mañana los obligaban a levantarse, los contaban y los formaban en dos filas una de hombres otra de mujeres, luego precedidos de un estandarte con la imagen de algún santo marchaban cantando los dogmas cristianos, algún himno hasta el atrio de la iglesia, en donde oraban de rodillas mientras se abrirán las puertas del templo. En invierno encendían hogueras para calentarse luego los frailes los contaban de nuevo y al que faltaba o llegara tarde le daban doce azotes; las oraciones se les enseñaban en latín, idioma que no entendían absolutamente y para retener los vocablos en la memoria usaban piedrecillas que implicaban palabras semejantes de su idioma o una especie de escritura jeroglífica que usaban también para confesarse llegando a hacerse verdaderas cartillas con las oraciones en jeroglíficos; los procedimientos para conseguir la conversión de los mexicanos al cristianismo nunca fueron pacíficos, frailes había que se lanzaban contra los recién convertidos quemando sus templos e imágenes sagradas que los salvajes españoles −frailes− llamaban “ídolos”; dichos depredadores también se dedicaron a aprehender, a azotar y a encarcelar a los sacerdotes indios antepasados nuestros. Como nuestros ancestros obviamente se negaban ser instruidos en las cosas de la fe católica, los extranjeros hispanoromanobárbaros acostumbraban tirarlos al suelo y les ponían piedras en los pies; a otros les echaban cera ardiendo en la barriga y así los azotaban los “bravos” invasores, eufemísticamente llamados con el término hiperbólico “conquistadores” por sus patrocinadores. Pedro Guzmán Maraver nombrado obispo de Oaxaca llegó a pedir al rey de España que se declara esclavos a nuestros antepasados.
Tales los acontecimientos de la invasión imperialista a un pueblo amante de la paz como lo fue y lo es el mexicano cuyos ancestros son los indios o pueblos originarios de este continente. Intentos fundamentales hemos protagonizado para llegar a ser un pueblo de personas libres conformantes de una Nación, provista de fortaleza, independiente y soberana que nos dote de las condiciones necesarias en donde impere la Justicia, la equidad, la solidaridad entre nosotros como en nuestras relaciones con los demás pueblos y naciones que vienen sufriendo las embestidas del Imperialismo y del Capitalismo. Tendremos que practicar estos principios propios de toda nación democrática bien asentada, para hacer de México , basado en nuestro propio esfuerzo y medios , un país lo suficientemente dotado de los elementos apropiados para hacer frente a los graves desafíos que representan los factores de poder ilegítimos que nos desafían y que ponen en peligro incluso nuestra integridad y existencia, como las de los pueblos y países que sufren en la tierra.
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