lunes, 28 de septiembre de 2009

SUPREMA CORTE DE BUITRES DE LA JUSTICIA DE LA NACIÓN.


La conquista implica la desaparición de las instituciones del país conquistado, e imposición de las instituciones del conquistador, dentro de ellas las instituciones de justicia.
A raíz de la firma del llamado Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN O TLC) ya no es posible confiar en ninguna autoridad mexicana, porque aquel instrumento no es más que la expresión de la hegemonía y dominio que ejercen países imperialistas como los Estados Unidos y el Canadá, y con cuya aplicación los gobiernos de países como México sometidos a ese dominio simplemente cedieron la Soberanía de sus pueblos al entregarse al poder extranjero como viles instrumentos de sus intereses; por ello sus atribuciones y facultades plenas de países libres y soberanos han desaparecido y el gobierno mexicano solo lo es entre comillas, con un "súper sic" enseguida de mexicano. El Tratado de Libre Comercio con América del Norte, no es más que una vil entrega material de México y sus recursos, incluidos los dueños legítimos de esos recursos, a potencias extranjeras, es la desaparición de un gobierno libre e independiente, que, en resumen es la desaparición de una nación y su gobierno en el sentido de John Locke en su obra "Ensayo sobre el gobierno civil" cuando dice lo que ya expresamos al inicio de este documento acerca del cambio de las instituciones. A partir de aquel tratado inícuo, celebrado en 1994, las instituciones ya no sirven más al Pueblo mexicano, sirven en adelante a las oligarquías de EEUU y Canadá y a sus mandaderos oligarcas de México, cuyas cabezas más visibles han sido Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, el títere sublimado Felipe Calderón Hinojosa, con sus cohortes de esbirros incondicionales que conforman la alta burocracia de los pseudopoderes de la Unión, principalmente diputados federales, aplastantes, sádicos y excesivos en número; senadores, auténticos verdugos de la Nación mexicana y por tanto más bien cumplidores de las execrables e inconfesables consignas que les tienen encomendadas los personeros del sistema político, impunes y despiadados consejeros federales de la Judicatura, magistrados y consejeros de la alta burocracia federal electoral, Instituto Federal Electoral y el Tribunal Federal Electoral (IFE y TRIFE), gobernadores de las entidades federativas y otros muchos altos funcionarios públicos y particulares de la parafernalia burocrática dentro de los esquemas federal, de las entidades del país, de algunos municipios importantes y de los sectores no oficiales; ministros de la Suprema Corte con el modelo de Mariano Azuela Güitrón y Guillermo Ortiz Mayagoitia, paradigmas de la degradación y la corrupción de la Justicia de un sistema político llevado a la abyección, así como los altos representativos de los grandes empresarios adinerados con las riquezas de la Nación.
El segundo personaje mencionado ya se frota las sucias manos, ya lo anunció oficialmente, para rendir un homenaje oficioso a su par, el primer personaje citado, con motivo de su jubilación, como pleitesía a la podredumbre en que los ministros cortesanos se debaten. En el alma del pueblo de México ya no campea el ideal de que la Suprema Corte es un cuerpo de personas decentes y virtuosas en el sentido recto del término, sino una guarida de barbajanes, de seres despreciables. El Pueblo de México expresa que éstos se han convertido en la Suprema Corte de BUITRES DE LA JUSTICIA DE LA NACIÓN. Este modelo cínico reproduce el que a su turno sigue el jefe virtual del sistema, Felipe Calderón Hinojosa, cuando vocifera públicamente que las pesadas nuevas cargas fiscales federales que va a imponer al empobrecido pueblo son nada menos que para sacarnos de la extrema pobreza a que nos ha llevado la tiranía que él preside, cuando obviamente aquellas cargas fiscales son para empobrecernos aun más conforme al modelo genocida que a México imponen las potencias capitalistas en boga (anglosajones y europeos continentales) a través de quienes detentan los más altos cargos del país.
Hemos presenciado la secuela de aquel tratado siniestro con la creación del Consejo de la Judicatura Federal, órgano de policía política junto con la Suprema Corte de Justicia, encargados de vigilar que los jueces resuelvan siempre a favor de los privilegiados beneficiados con la situación creada por el mismo tratado, pues en adelante ya no se aplica más la Constitución Mexicana y los encargados de que esto suceda así son quienes integran la alta burocracia anidada en el Consejo de la Judicatura Federal y el otro órgano “sic” policíaco acabado de mencionar; se persigue y se castiga así con vileza y abuso del Poder a los jueces que tienen una disciplina profesional independiente y con capacidad de desplegar honrada y con un sentido nacionalista y patriótico la carrera judicial, son los jueces que no siguen ciegamente los dictados jurisprudenciales o acuerdos burocráticos y disparatados del Consejo (ministros y consejeros elegidos por las cúpulas que firmaron el (TLCAN O TLC); vigilan que las Garantías constitucionales se apliquen únicamente a favor de aquellos de quienes defienden sus mezquinos intereses oligárquicos, que son los mismos intereses tutelados privilegiadamente con un sentido abiertamente racista por el Tratado de Libre Comercio, juez que no se someta a esos designios siniestros, sobre sus hombros recaen los tratamientos sádicos y de tortura, los criminales “procesos” inquisitoriales, pesquisitivos y policíacos ejecutados por el “Real Consejo de la Judicatura Federal”, copia servil del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición española, establecido en la Nueva España por el Imperio español durante la conquista para reprimir, torturar y asesinar a los patriotas mexicanos en aquella época bajo el pretexto de ser herejes. Así celebran estas bandas criminales que asuelan a México el Segundo Centenario del Movimiento de Independencia encabezado por Don Miguel Hidalgo y Costilla y la pléyade de patriotas que lo acompañaron. Conforme a los ideales de aquel líder de nuestra Independencia, de José María Morelos y Pavón, de Don Benito Juárez, de Ricardo Flores Magón y de todos los próceres que nos dieron la patria y las libertades que teóricamente todavía tenemos, siendo su razón de ser el de servir a la Nación, los puestos públicos no son, no pueden ser para enriquecerse o para hacer fortuna el servidor público, por lo que todas las retribuciones por los servicios públicos jurídicamente deben ser moderadas (José María Morelos y Pavón), es decir sobrias, honradas y honestas, cuando el gran prócer indicaba que el objeto del poder público no es sino moderar la riqueza, la extrema e insultante riqueza de unos y atemperar la pobreza de los muchos; esto se debe cumplir cueste lo que cueste. Lo que ocurre a doscientos años de nuestra independencia teórica, es exactamente lo contrario. Vivimos bajo el azote de la voraz plaga de vampiros y depredadores de la vida, de los bienes y de lo más preciado de los mexicanos, de que hablamos.
¿Publicación de los juicios? ¿Transparencia? ¡No! Estamos hablando ya de los llamados eufemísticamente juicios orales ingleses, valetudinarios, y modelo de torpezas, de arbitrariedades, abuso del Poder absolutista y escarnio de los derechos y garantías universales de los seres humanos, otra institución más de un gobierno entreguista, reconquistado por la potencia imperial de moda, pero sus corifeos del aparato público federal queman incienso a los vetustos juicios orales, manera arcaica de hacer justicia en el altar de la desvergüenza en que tienen convertido al vasto horizonte mexicano. Sobre este sistema de pseudojusticia los mexicanos debemos escrutar los casos reales, las películas y la literatura sobre el tema, mexicanos sentenciados a muerte por el sistema por excelencia de los juicios orales de los Estados Unidos y el Imperio Británico, de los grandes potentados criminales puestos vilmente en libertad, etc. Así que el fiscal, los abogados y el juez, si es que al superpoderoso y arbitrario fiscal representante del rey absoluto se le ocurrió que el asunto pasara a juicio, pactan la resolución antes de la audiencia y los medios de comunicación indagan cuál será el tema del escándalo periodístico de moda, pan y circo, mientras, aumentan los desorbitados y cínicos impuestos… la justicia y la prensa están tan corrompidas que solo publicarán aquellos casos espeluznantes que distraigan al populacho. Así anda México desgraciadamente en estos tiempos que los déspotas oligarcas llaman del nuevo milenio.
Oaxaca, México, otoño de 2009.

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