jueves, 10 de marzo de 2011

Los pueblos dicen: la hora contra la dinastía de los saud de la Península Arábiga tiene que llegar ya.


Los pueblos dicen: la hora contra la dinastía de los Saud de la Península Arábiga tiene que llegar ya.

El siguiente texto de la página web “EL NUEVO SIGLO” (link) de Cundinamarca, República de Colombia describe de manera brillante el caduco y degradante sistema político que priva en el país más grande del oriente Medio, al mismo tiempo con uno de los antigobiernos o desgobiernos más ladrones y depredadores de las riquezas y contaminantes del Globo, aliado para ello con los sistemas Eurojudiobritánicos y de los Estados Unidos, el capitalismo reinante, pues.

La hora de la revolución saudita

Jueves, 10 de Marzo de 2011 00:00

EL NUEVO SIGLO

La mecha del descontento social alcanza al mayor productor y exportador de oro negro. Máxima tensión por convocatoria a “Día de Ira”. La mecha del descontento

COMO un reguero de pólvora sigue propagándose las protestas populares. Desde Túnez y Egipto pasando por Libia –donde hoy se registra una guerra civil-, Argelia, Bahréin, Yemen, Omán, Yibuti y Kuwait, llegan ahora con fuerza a Arabia Saudita, aumentando la preocupación mundial por la producción petrolera.

Si bien las revoluciones musulmanas registradas hasta ahora han llevado a una subida del curso del llamado oro negro, el espectro de una crisis petrolera aumenta por el contagio de estas revueltas populares a Arabia Saudita, líder de la Opep y el mayor productor y exportador de crudo del mundo.

Con una producción de unos 8,4 millones de barriles por día y con una disponibilidad para proveer al mercado de otros 4 millones adicionales, el reino saudí ha garantizado el suministro del vital combustible, lo que aunque no ha logrado eliminar la volatilidad de los mercados si ha mantenido la cotización del crudo en rangos controlables, pero altos.

Sin embargo, la hoja de ruta hacia una revolución social está marcada. Emulando a sus vecinos árabes está convocado para mañana un “Día de Ira” y una semana después, el 20 de marzo, a la movilización de la “Revolución Saudita”. Estos organizados llamados tienen nervioso tanto al reino como a la comunidad internacional por sus graves consecuencias.

La instalación de una monarquía constitucional, la separación de poderes y la adopción de una Constitución, la elección por sufragio universal del Majlis al Shura (el consejo legislativo) así como el derecho de voto y de ser elegidas para las mujeres son las principales reivindicaciones del movimiento saudita liderado por intelectuales y organizaciones de derechos humanos.

Hay que recordar en Arabia Saudita, las mujeres tienen prohibido trabajar, casarse o viajar sin autorización de su responsable legal, un hombre de la familia.

El reino de plano no sólo ha descartado estas exigencias sino que prohibió cualquier tipo de protesta pública, pese al reciente pronunciamiento de su aliado, Estados Unidos, de respetar el derecho a manifestar pacíficamente.

El llamado a la "Jornada de revolución" de mañana ha recibido hasta el momento la aprobación de más de 31 mil personas. En éste se reclama que "el dirigente y los miembros del Majlis al-Chura (consejo consultivo nombrado) sean electos", "la liberación de los detenidos políticos" y "la libertad de expresión y de reunión" y que las mujeres tengan derechos iguales en el reino.

El ministerio saudí del Interior ha insistido en que las leyes del reino prohíben "categóricamente todas las formas de manifestaciones, de marchas o de sentadas".

También recordó que la policía estaba autorizada "para tomar todas las medidas necesarias contra aquellos que violen la ley".

En igual sentido se pronunció el Consejo de los ulemas, la más alta autoridad religiosa, prohibió las manifestaciones. Y fue más allá instando a los saudíes a “no responder” esas convocatorias porque son “contrarias a los principios islámicos”, argumentos esgrimidos desde hace siglos para sustentar su no apertura hacia la democracia, que con lo que está ocurriendo en el Magreb y Oriente Medio está evidenciando que por el contrario, es un anhelo universal.

En medio de ese ambiente de tensión, las medidas de seguridad fueron reforzadas en la capital, Riad, mientras se multiplican las voces internacionales (Human Rights Watch, Amnistía Internacional) para que se permitan las manifestaciones pacíficas, recordando que por ley internacional, se debe garantizar “el derecho a reunión”.

La fecha elegida para el inicio de la revuelta social coincide con la creación, el 11 de marzo de 1996, del Movimiento por la reforma islámica en Arabia", un grupo disidente con sede en Londres que hasta ahora no ha conseguido movilizar a las multitudes en el reino.

El ambiente comenzó a caldearse desde hace días con una concentración chiita que exigía la liberación de un dignatario religioso y otras 26 personas detenidas durante una manifestación. Consciente de lo que se vislumbraba en el horizonte, el rey Abadlá no sólo lo liberó sino que también recibió a una delegación de dignatarios para conocer de primera mano sus inquietudes y exigencias. Los chiitas, que son el 10% de la población exigen que cese la discriminación y la violencia contra ellos.

El soberano, en un intento por apaciguar los caldeados ánimos adoptó una serie de medidas sociales para beneficiar sobre todo a los funcionarios, los estudiantes y a la obtención de créditos.

Este 11-M saudí, como podría llamarse pero sin relación alguna con actos terroristas como el 11-S de Nueva York o los ocurridos en Madrid, España, sino por la fecha en que comienza a germinar una semilla de cambio, también está respaldado por dos actores claves en el reino: un grupo de intelectuales liberales de renombre y otro de personalidades islamistas.

Ambos han reclamado reformas políticas, económicas y sociales en el reino. En una sola palabra han instado a dar un salto hacia una “monarquía constitucional”.

Los intelectuales señalan que las sublevaciones en Túnez y en Egipto dieron como resultado una situación en el mundo árabe que "impone (...) el despliegue de un máximo de esfuerzos para hacer las reformas antes de que la situación se agrave" en el reino.

Y aunque varios analistas consideran que el derrocamiento de la dinastía de los Al Saud, que gobierna Arabia Saudita desde la creación del país, en 1932 es una utopía, lo que si es cierto es que si germina la semilla del descontento popular se verá forzado a iniciar reformas, tal vez no de la amplitud que se exigen, pero si cambios representativos.

Entre tanto, es previsible que la cotización del petróleo siga trepando y no es descabellado pensar que si se complica la situación en Arabia Saudita alcance un nivel de US$150 en pocas semanas. De ocurrir no sólo estará en duda el aprovisionamiento del oro negro sino que conducirá nuevamente a la economía mundial en la vía de la recesión.

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