jueves, 11 de octubre de 2012

La vileza del dedazo de Felipe Calderón en la designación de ministros de la Suprema Corte


La vileza  del dedazo de Felipe  Calderón en la designación de ministros de la Suprema Corte
FranciscoSalvador Pérez
Giap Salvador Díaz
http://goo.gl/9kKMh


11 de Octubre de 2012 desde Oaxaca , México ///  Este  anacrónico,  torpe,  anticuado, anticonstitucional  y anti-pueblo de México,  además  de  cínico método  de   selección  mediante el dedazo   del  Presidente  de la  República   de los ministros  de  la  Suprema Corte   con la  pantalla  sancionadora y colaboracionista  en  un trabajo sucio  del llamado Senado de la República es una práctica  absolutamente nociva  que va en contra  de la  buena calidad de la Justicia en México, nuevamente se pone en práctica  con la  consigna presidencial  de imponer  como  nuevos ministros de la Suprema  Corte a dos  de los  seis candidatos  que propone  el mencionado alto funcionario. Que la Constitución y la Ley Orgánica  del Poder Judicial Federal  establezcan tal procedimiento  no significa  que esté  bien, ni remotamente,  porque   conforme  a los principios de la  democracia y  de la  División  de los  Poderes   Públicos, nunca,  jamás,  se consultó   legalmente  al pueblo de  México para que aprobara  al menos  por una mayoría  de  dos tercios  o tres cuartos   de los  ciudadanos  para que delegaran poder al presidente  para  hacer la designación de los ministros  mediante el trámite que  establece la Constitución. Sabido es que  en el antidemocrático  llamado  eufemísticamente régimen presidencial, el titular del mismo, prácticamente  gobierna para  su conveniencia personal  y se despacha  con  cuchara grande. Por eso es  que   los  senadores  y  diputados  bajo el pretexto de los partido   políticos  sirven   como dóciles   instrumentos  del Presidente y  pantalla  de la  ignominia.  Conforme a la filosofía original  de la  Constitución  mexicana  no todo lo que ponen  como  Constitución  los  legisladores   instrumentos del Presidente,  es  Constitución,   en el sentido  primigenio del término;  a ello se  debe  que el degradante  método     de  designar a los ministros   es ilegítimo   y  obsoleto;  nada    tienen  que  ver las  funciones del  Ejecutivo  con  las  funciones    de  decir la  Justicia ; y si el Ejecutivo   viola estas  normas  es claro que   por ello es condenable  esa   intromisión ; de  ello deriva la consabida  pésima administración de  Justicia  que acostumbra administrar  la     Suprema Corte. Se aúnan a ello  los exagerados   y patológicos  en el sentido ético, exorbitantes  sueldos  y prestaciones   con que el Ejecutivo    soborna  a los ministros de la Suprema  Corte, obviamente   con la  finalidad de  torcer   la  buena  calidad        y sentido recto  de la Justicia; a esa perversa intromisión  se   debe  a que el  Poder Judicial, Sala Superior  del  Tribunal Electoral   con los pseudos magistrados o falsos  jueces  que la  integran se dediquen a ensuciar la dignidad  de  México y de los mexicanos con los  bodriosresoluciones que se dedica  a dictar, este señor  Alejandro Luna Ramos  y   socios  como  a todo  mudo  consta, prosternaron y agacharon al Poder Judicial y a la Justicia  y se arrastraron ante la soberbia  del poder Ejecutivo  y las fuerzas  de  facto  con lo que el  gran empresariado  se destacó  desgañitándose: “el Poder  Judicial,  las  sagradas  instituciones,  el  Estado  de  Derecho,  señores,   son intocables”. Claro, son intocables  para ellos  sus  sucios y mezquinos intereses corporativos. Saltan a la  vista  las pontificales  payasadas  de Felipe Calderón  al salir  con bombo y platillo  a exhibir su repugnante aspecto ante los medios de difusión  para perorar la  indecente propuesta  para ministros  que hace, lo que nunca ningún presidente  había hecho antes, por lo que  sus payasadas  exhibicionistas  sólo se explican por su afán de  engañar al pueblo y hacerse de supuestos méritos  que el pueblo ya tienen bien calificados  y que rayan en la demencia. Ya se sabrá  del batidillo  que harán  los ministros  de la Suprema Corte  con los nuevos  cambios  promovidos  Felipe  Calderón  en perjuicio de los trabajadores, en que  a dichos funcionarios  toca  ejecutar  la danza macabra  del genocidio  cometido por los grupos enquistados en el poder público; tal es el rol  que a  dichos  ministros  del mal corresponde  desempeñar por designios  de la plutocracia  rampante.  Por estas  razones   éticas  y jurídicas  el  dedazo del Presidente de  la  República   en la  administración de  Justicia   es  condenable, es vituperable, es una falta de respeto a  México.

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