Domingo 23 de enero de 2011, p. 14
Tal y como lo pidió, el luchador social Fausto Trejo Fuentes fue despedido con las estrofas de La Internacional.
En sus últimos días, el doctor dio, a una de sus hijas, los detalles de cómo deseaba se le diera el último adiós: la bandera roja con la hoz y el martillo sobre su féretro, la imagen de su amigo Ernesto Che Guevara y que las voces presentes se unieran para entonar la letra de esa canción de lucha (compuesta en 1871 por el francés Eugéne Pottier).
Fue así como familiares, colegas y amigos rindieron ayer al mediodía un homenaje de cuerpo presente a un destacado activista del movimiento estudiantil de 1968, quien falleció el viernes pasado.
“Aquel profesor que el 27 de agosto del 68, en un mitin en el Zócalo, tomó el micrófono y se atrevió a gritar: ‘Chinga a tu madre mona Díaz Ordaz’”, recordó Jorge Peña, quien fue presidente del Consejo Nacional de Huelga (CNH), donde se agruparon los representantes de las diferentes escuelas que participaron en el movimiento.
Desde la noche del viernes, cientos de personas asistieron a la casa de la familia Trejo, donde se veló el cuerpo del luchador social, quien tenía 85 años.
El que está aquí, es porque quiere estar. Hay gente que no conozco y a la que veo llorando. En verdad me pregunto ¿qué les habrá dejado mi papá?, dijo Sara Rosa, hija menor del profesor.
Minutos antes del mediodía, decenas de personas se acercaron al féretro y conjuntaron sus voces: “...Agrupémonos todos/ en la lucha final./ El género humano/ es la internacional...”
La muerte del siquiatra convocó a muchos de los que en el 68 integraron el CNH: David Vega, Félix Hernández Gamundi, Ignacia Rodríguez La Nacha y Jorge Peña, así como a varios integrantes del Comité 68 y sobrevivientes de la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, como Leopoldo Ayala, a quien Trejo llamaba cana negra.
Las frases de agradecimiento y admiración por su lucha y entrega con diversos movimientos sociales no pararon: Maestro, gracias por tu ejemplo, tu nombre entrañable doctor se quedará como una estela más en Tlatelolco o te extrañaremos, no lo olvides.
Siempre estuvo acompañado de mucha gente, dijo la esposa del profesor, María Luisa Guerrero. Y su despedida no fue la excepción. Sus restos fueron cremados ayer por la noche y, según su voluntad, la mitad de sus cenizas se esparcirán en el río Tula –cercano a la casa donde vivió parte de su infancia– y el resto en la Plaza de las Tres Culturas.
La bandera roja con la hoz y el martillo cubrió su féretro
Murió Fausto Trejo, luchador social y parte del Comité 68
Destierro y persecución, el precio que pagó por apoyar a estudiantes
Periódico La Jornada
Sábado 22 de enero de 2011, p. 13
Destacado participante en el movimiento estudiantil del 68, profesor y siquiatra reconocido, pero sobre todo luchador social que a pesar de la presión, el destierro y la persecución política, siempre defendió sus principios, ayer falleció en esta ciudad el doctor Fausto Trejo Fuentes.
Sus restos fueron velados anoche en su domicilio de la colonia Del Valle, por sus familiares, sus compañeros sobrevivientes a la masacre de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, sus amigos comunistas y por sus alumnos, a los que dedicó buena parte de su existencia.
Sobre su féretro se colocó una bandera roja, con la hoz y el martillo y la inscripción: Hasta la victoria siempre, camarada Fausto Trejo. También, de acuerdo con su última voluntad, se colocaron junto al féretro dos cuadros: una pintura a lápiz del Che Guevara –que le regaló el escritor Mario Benedetti– y la otra, la de su Cristo Guerrillero, relató su hija María Elena Trejo.
Fue amigo del Che Guevara y de Fidel Castro, a quienes ayudó cuando estuvieron en México para organizar la expedición a Cuba.
La mayor parte de los integrantes del Comité 68 estuvieron presentes. Raúl Álvarez Garín lo recordó como el brillante profesor que impulsó en la década de los 60 la reforma educativa y tuvo una fuerte influencia entre los estudiantes, a los que conmovía con sus apasionados discursos y su alegría por la vida.
“Él tenía una presencia directa en el movimiento de masas, pronunció algunos de los discursos más relevantes durante el movimiento del 68. Encarcelado por el régimen de Gustavo Díaz Ordaz, durante una de las audiencias públicas dentro del proceso que se le seguía, se atrevió a pedir que se guardara un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la matanza de Tlatelolco.
El juez Ferrer MacGregor estalló en cólera, nos echó a la policía encima y ordenó que nos desalojaran, narró Álvarez Garín.
Jesús Martín del Campo, también rememoró anoche aquellos años y dijo que el doctor Trejo será recordado con gran respeto y admiración. Está en nuestra mente y corazón, porque en 1968 fue uno de los maestros que se la jugó con la juventud y arriesgó su vida, su profesión y su libertad, junto con Heberto Castillo y Eli de Gortari.
A menudo señaló que la mayor enseñanza que recibió se la dieron los estudiantes. Por ello nunca se desligó de la docencia. Despúes de salir de Lecumberri, y en los años 70, Trejo estuvo desterrado en Uruguay y luego, con el apoyo de Salvador Allende, vivió una temporada en Chile. Cuando volvió a México no pudo regresar a las aulas, porque desaparecieron todos sus papeles, hasta su acta de nacimiento, explica su hija María Elena.
Resalta que pese al acoso que sufrió por parte del gobierno federal, a la tortura a manos del entonces jefe policiaco Arturo Durazo, a las acusaciones de ser guerrillero, Trejo siguió participando en movimientos sociales y practicó su profesión de siquiatra y sicoanalista, siempre con sentido humanista. Siguió en la lucha, junto con muchos de los que están aquí, señala María Elena y ve hacia donde están Ignacia Rodríguez, la Nacha, Raúl Vega, Oralia García, junto con Álvarez Garín y Luis Sosa.
Su ex alumno, Juan Ramón de la Fuente, ya como rector de la UNAM, ayudó a Trejo a regresar a su labor de catedrático; a la par impulsó la creación del Comité 68, para exigir desde ahí el castigo a Luis Echeverría y los demás responsables de la matanza de Tlatelolco.
En agosto de 2009 Trejo sufrió un infarto cerebral. Aun así, el 2 de octubre de 2010 fue al Zócalo. Desde el Hotel Majestic, él, que quiso cambiar el mundo, vio a una multitud dispuesta a seguir en la batalla y aunque estaba ya muy decaído, eso lo reanimó, detalla José Jacques Medina.
Al doctor Trejo le sobreviven su esposa María Luis Guererro y sus cuatro hijos. Hoy a las siete de la noche sus restos serán cremados. Según su última voluntad, la mitad de sus cenizas se esparcirán en el río Tula –cercano a la casa de su infancia– y la otra mitad en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, el próximo 2 de octubre. Tenía 85 años.
Tal y como lo pidió, el luchador social Fausto Trejo Fuentes fue despedido con las estrofas de La Internacional.
En sus últimos días, el doctor dio, a una de sus hijas, los detalles de cómo deseaba se le diera el último adiós: la bandera roja con la hoz y el martillo sobre su féretro, la imagen de su amigo Ernesto Che Guevara y que las voces presentes se unieran para entonar la letra de esa canción de lucha (compuesta en 1871 por el francés Eugéne Pottier).
Fue así como familiares, colegas y amigos rindieron ayer al mediodía un homenaje de cuerpo presente a un destacado activista del movimiento estudiantil de 1968, quien falleció el viernes pasado.
“Aquel profesor que el 27 de agosto del 68, en un mitin en el Zócalo, tomó el micrófono y se atrevió a gritar: ‘Chinga a tu madre mona Díaz Ordaz’”, recordó Jorge Peña, quien fue presidente del Consejo Nacional de Huelga (CNH), donde se agruparon los representantes de las diferentes escuelas que participaron en el movimiento.
Desde la noche del viernes, cientos de personas asistieron a la casa de la familia Trejo, donde se veló el cuerpo del luchador social, quien tenía 85 años.
El que está aquí, es porque quiere estar. Hay gente que no conozco y a la que veo llorando. En verdad me pregunto ¿qué les habrá dejado mi papá?, dijo Sara Rosa, hija menor del profesor.
Minutos antes del mediodía, decenas de personas se acercaron al féretro y conjuntaron sus voces: “...Agrupémonos todos/ en la lucha final./ El género humano/ es la internacional...”
La muerte del siquiatra convocó a muchos de los que en el 68 integraron el CNH: David Vega, Félix Hernández Gamundi, Ignacia Rodríguez La Nacha y Jorge Peña, así como a varios integrantes del Comité 68 y sobrevivientes de la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, como Leopoldo Ayala, a quien Trejo llamaba cana negra.
Las frases de agradecimiento y admiración por su lucha y entrega con diversos movimientos sociales no pararon: Maestro, gracias por tu ejemplo, tu nombre entrañable doctor se quedará como una estela más en Tlatelolco o te extrañaremos, no lo olvides.
Siempre estuvo acompañado de mucha gente, dijo la esposa del profesor, María Luisa Guerrero. Y su despedida no fue la excepción. Sus restos fueron cremados ayer por la noche y, según su voluntad, la mitad de sus cenizas se esparcirán en el río Tula –cercano a la casa donde vivió parte de su infancia– y el resto en la Plaza de las Tres Culturas.
La bandera roja con la hoz y el martillo cubrió su féretro
Murió Fausto Trejo, luchador social y parte del Comité 68
Destierro y persecución, el precio que pagó por apoyar a estudiantes
Periódico La Jornada
Sábado 22 de enero de 2011, p. 13
Destacado participante en el movimiento estudiantil del 68, profesor y siquiatra reconocido, pero sobre todo luchador social que a pesar de la presión, el destierro y la persecución política, siempre defendió sus principios, ayer falleció en esta ciudad el doctor Fausto Trejo Fuentes.
Sus restos fueron velados anoche en su domicilio de la colonia Del Valle, por sus familiares, sus compañeros sobrevivientes a la masacre de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, sus amigos comunistas y por sus alumnos, a los que dedicó buena parte de su existencia.
Sobre su féretro se colocó una bandera roja, con la hoz y el martillo y la inscripción: Hasta la victoria siempre, camarada Fausto Trejo. También, de acuerdo con su última voluntad, se colocaron junto al féretro dos cuadros: una pintura a lápiz del Che Guevara –que le regaló el escritor Mario Benedetti– y la otra, la de su Cristo Guerrillero, relató su hija María Elena Trejo.
Fue amigo del Che Guevara y de Fidel Castro, a quienes ayudó cuando estuvieron en México para organizar la expedición a Cuba.
La mayor parte de los integrantes del Comité 68 estuvieron presentes. Raúl Álvarez Garín lo recordó como el brillante profesor que impulsó en la década de los 60 la reforma educativa y tuvo una fuerte influencia entre los estudiantes, a los que conmovía con sus apasionados discursos y su alegría por la vida.
“Él tenía una presencia directa en el movimiento de masas, pronunció algunos de los discursos más relevantes durante el movimiento del 68. Encarcelado por el régimen de Gustavo Díaz Ordaz, durante una de las audiencias públicas dentro del proceso que se le seguía, se atrevió a pedir que se guardara un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la matanza de Tlatelolco.
El juez Ferrer MacGregor estalló en cólera, nos echó a la policía encima y ordenó que nos desalojaran, narró Álvarez Garín.
Jesús Martín del Campo, también rememoró anoche aquellos años y dijo que el doctor Trejo será recordado con gran respeto y admiración. Está en nuestra mente y corazón, porque en 1968 fue uno de los maestros que se la jugó con la juventud y arriesgó su vida, su profesión y su libertad, junto con Heberto Castillo y Eli de Gortari.
A menudo señaló que la mayor enseñanza que recibió se la dieron los estudiantes. Por ello nunca se desligó de la docencia. Despúes de salir de Lecumberri, y en los años 70, Trejo estuvo desterrado en Uruguay y luego, con el apoyo de Salvador Allende, vivió una temporada en Chile. Cuando volvió a México no pudo regresar a las aulas, porque desaparecieron todos sus papeles, hasta su acta de nacimiento, explica su hija María Elena.
Resalta que pese al acoso que sufrió por parte del gobierno federal, a la tortura a manos del entonces jefe policiaco Arturo Durazo, a las acusaciones de ser guerrillero, Trejo siguió participando en movimientos sociales y practicó su profesión de siquiatra y sicoanalista, siempre con sentido humanista. Siguió en la lucha, junto con muchos de los que están aquí, señala María Elena y ve hacia donde están Ignacia Rodríguez, la Nacha, Raúl Vega, Oralia García, junto con Álvarez Garín y Luis Sosa.
Su ex alumno, Juan Ramón de la Fuente, ya como rector de la UNAM, ayudó a Trejo a regresar a su labor de catedrático; a la par impulsó la creación del Comité 68, para exigir desde ahí el castigo a Luis Echeverría y los demás responsables de la matanza de Tlatelolco.
En agosto de 2009 Trejo sufrió un infarto cerebral. Aun así, el 2 de octubre de 2010 fue al Zócalo. Desde el Hotel Majestic, él, que quiso cambiar el mundo, vio a una multitud dispuesta a seguir en la batalla y aunque estaba ya muy decaído, eso lo reanimó, detalla José Jacques Medina.
Al doctor Trejo le sobreviven su esposa María Luis Guererro y sus cuatro hijos. Hoy a las siete de la noche sus restos serán cremados. Según su última voluntad, la mitad de sus cenizas se esparcirán en el río Tula –cercano a la casa de su infancia– y la otra mitad en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, el próximo 2 de octubre. Tenía 85 años.
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