Jueves, 27 de Enero de 2011 10:51
Fracasan las políticas intervencionistas de EEUU en la región
La elección de Nayib Mikati, como primer ministro de El Líbano con el apoyo del grupo 8 de marzo (Hezbolá y sus aliados) ha provocado el descontento de las autoridades norteamericanas.
La secretaria de Estado norteamericano, Hillary Clinton, afirmó que la existencia de un gobierno controlado por Hezbola indudablemente afectará las relaciones entre El Líbano y EE.UU. En un acto intervencionista, Clinton manifestó su descontento por el nombramiento de Nayib Mikati como primer ministro del país árabe.
Las afirmaciones injerentes de la secretaria de Estado de EE.UU., demuestran que los funcionarios de la Casa Blanca desconocen la actual situación y los cambios en El Líbano, de modo que los grupos políticos quienes defienden el derecho de la autodeterminación, catalogan las declaraciones de Hillary Clinton de intervencionistas.
En este mismo sentido, el secretario general de Hezbola, Seyed Hasan Nasrola, recalcó que los políticos de Washington se esforzaron por proteger sus nefastos intereses mediante Saad Hariri, el ex primer ministro libanés.
Seyed Hasan Nasrola subrayó que EE.UU., provocó a los partidarios del grupo 14 de marzo para llevar a El Líbano hacia la inseguridad y la inestabilidad, una conspiración fracasada mediante la consciencia política de los grupos patrocinadores al Gobierno.
Según los analistas políticos, Washington utiliza a El Líbano como un instrumento para presionar a los países de la región y del mundo, así como llenar los vacíos producidos por los fracasos que ha sufrido en Afganistán, Irak y Palestina.
Al parecer, las autoridades de la Casa Blanca pretenden desatar una guerra civil en El Líbano mediante las discrepancias religiosas, étnicas y racistas, sin embargo la consciencia de los libaneses y las fuertes gestiones del Grupo ocho de marzo trajeron abajo dichas conspiraciones.
Al mismo tiempo, la Cancillería libanesa convocó a la embajadora de EE.UU., en Beirut, Maura Connelly, para protestar por las injerencias del país norteño en el país, hecho que pone de manifiesto la voluntad de los políticos libaneses para poner fin a las intervenciones de los imperialistas en sus asuntos internos.
La llegada al poder de un nuevo gobierno popular en el Líbano se considera un evento importante en el escenario internacional, de modo que sigue ampliando en el mundo el repudio hacia las políticas intervencionistas y de doble rasero de Washington.
El levantamiento de los tunecinos para poner fin a los 25 años de dictadura de Ben Ali, demostró que ya ha concluido la era del colonialismo.
De todas maneras, los pueblos de los países de la región, entre ellos, Argelia, Egipto y Jordania están preparados para acabar con los gobernantes siervos de EE.UU., los que durante muchos años han usufructuados la riqueza nacional de sus pueblos dejándolos en la pobreza y el retraso.
La elección de un gobierno popular indica que ha surgido la era de la democracia y los imperialistas no tienen otro remedio que aceptar las peticiones legales de los pueblos del mundo.
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