miércoles, 8 de julio de 2015

La Asociación Nacional de Abogados Democráticos −ANAD− recuerda la lucha por la Justicia en el día del Abogado.

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La Asociación Nacional de Abogados Democráticos −ANAD− recuerda la  lucha por la   Justicia en el día del Abogado.
Nota de Giap Salvador Díaz
En el día dedicado a los abogados, cabe resaltar   que la labor de éstos se enfoca al conocimiento, valoración  y solución de grandes  problemas  políticos que afectan al país. En México  contamos  con la presencia de abogados distinguidísimos,  preocupados y  comprometidos  con el análisis  y solución de esos  problemas. Esa  solución  puede  ser  de  diversa  índole,  lo  que  importa  en la  naturaleza de las  soluciones, es  que  siempre  tomen  en cuenta  los  intereses y los  derechos  que asisten a los núcleos humanos que pueblan  el país,  así  como la  Nación;   en este ya muy próximo 12  de  julio de  2015  felicitamos  a todos  los  abogados mexicanos,  pugnamos porque en el ejercicio de la profesión  miren y se esfuercen por  realizar  la   Justicia  con valores,  el bienestar de  todos  los que   sufren los  atropellos  provenientes  de la  soberbia   de  los poderosos, incrustados  en los  altos  cargos públicos y sobre todo del sector empresarial capitalista y la  burocracia clerical, que de una  u otra manera   en  el ejercicio de las  religiones  explotan la buena fe y sentimientos más caros de millones de mexicanos.
Muy graves  son las  políticas  públicas  que  aplica el gobierno  Federal, ese centralismo voraz y campeón de la codicia, en  contra de los sectores  claves  de la sociedad  mexicana.  Siempre  el sector de los campesinos ha  sido marginado, menospreciado y ultrajado por quienes  dominan en la  Federación, que significa la permanencia del régimen colonial, que siempre ha pesado contra México. Lo  mismo  ha  ocurrido   con los  grandes  sectores de los trabajadores;  mencionamos el genocidio, los ultrajes, asesinatos y despojos realizados  por el mílite  Porfirio  Díaz  en contra  de una gran cantidad  de  campesinos y trabajadores  mexicanos; los asesinatos de  sus  líderes como  Don  Vicente  Guerrero,  Francisco  Villa, Emiliano Zapata,  Rubén Jaramillo,  Lucio  Cabañas, Genaro  Vásquez Rojas, los  hermanos  Flores  Magón, −Ricardo, Jesús y Enrique−,  en fin, recordamos el asesinato por  la burocracia precisamente federal  del gran informador Manuel  Buendía y de Digna  Ochoa; más allá  de  aspectos   formales,  todos  estos  mártires  del pueblo y víctimas  del  abuso del poder tanto público como de los grupos adinerados, fueron  grandes  luchadores sociales y  distinguidos  abogados  de  causas  notabilísimas;  a  todos  estos  luchadores  los  une  su amor  a México y su rechazo a la  falsificación  del sentido  profundo de los valores.
El  actual  equipo en los altos   cargos  de la  Federación   se  caracteriza precisamente por la  basta prostitución  que propagan y  realiza de  esos  conceptos  mediante un cínico y desorbitado abuso  del poder.
México  en términos de  decencia   está  hecho un desbarajuste.  Esos  cambios normativos que ha ejecutado el gobierno de  Enrique  Peña Nieto van  directamente  en contra de los pueblos asentados  en el país; todas  esas  despóticas  medidas  ejecutivas, −las vulgares y esbirras “normas” expedidas  por los legisladores  federales−  se  sintetizan en el desprecio absoluto    en contra de los mexicanos, de sus  intereses,  bienes y valores; los  trabajadores electricistas son  menospreciados; la  Nación es  despojada  en beneficio de los  grandes  capitalistas  con las  “normas”  expedidas por Enrique Peña  Nieto y su   cohorte  de  incondicionales  en que se han convertido la  Cámara  de  Senadores, las  Cámaras  de   Diputados y desde luego el sistema de  justicia que está  imperando  en el país  con ese  órgano perverso llamado  Suprema   Corte  a la  cabeza.  Demasiadas  son las  felonías  cometidas por la llamada  Suprema  Corte  en contra de la  Nación y  de los  mexicanos.   Su más  reciente  hazaña y despojo de los  derechos  de millones de mexicanos  lo constituye la validación estúpida de las  leyes  que  en contra de los maestros de la educación elemental y de todo el pueblo de México ha dictado el déspota de los Pinos;  con tales políticas  pinochezcas, caligulezcas,  se  agravia   a todo  el país porque se posterga su desarrollo armónico y decente. Los   Estados que  constituyen México no somos los borregos de la Federación para que ésta nos imponga sus torpes  programas;  somos  pueblos  de vocación  democrática y libres;  somos titulares   de nuestra  Soberanía,  que la vesánica Federación no respeta. ¿Cuándo un gobernador se  bate  en defensa  de la Soberanía de  su Estado? Estos tipejos  sí  que son indolentes.
En estas materias el sátrapa  de los Pinos y sus  coros malignos no han respetado  ninguna norma, valor y principios válidos;  simplemente actúan bajo una dinámica de  estupidez federal, cerrazón, y racismo en contra   de lo genuinamente mexicano;  con sus torpes  normas  y políticas racistas, simplemente marginan y buscan exterminar a los millones y millones   de  indios mexicanos  que somos la mayoría de quienes pueblan este país; los indios de México no somos demográficamente las minorías, sino las mayorías; minorías de imbéciles  son quienes tratan  de imponernos las pseudonormas aludidas –diputados y senadores no son más que recua bajo la binza del vaquerillo Enrique Peña Nieto−. México se  encuentra  bajo la tiranía  de  elementos extranjeros y extranjerizantes.  Los viajes de  EPN a la  OTAN, a las guaridas del imperialismo norteamericano en el extranjero para realizar tratos y recibir consignas  depravadas contra México, los del representante de la OCDE José Ángel Gurria a México, lo ilustran;  destacan con una luz muy brillante las acciones emprendidas en contra de  esas  políticas los millones de mexicanos heróicos  a la cabeza de los cuales   se baten, bizarros, nuestros maestros de la Sección XXII de Oaxaca; de Michoacán, Guerrero y  Chiapas. A México  y a sus luchadores políticos no los arredra la propaganda mentirosa, estúpida y cobarde de  EPN.
Particularmente desde Oaxaca felicitamos a todos  los abogados de la ANAD, a sus elementos destacadísimos como Lauro Sol  Orea, Manuel  Fuentes  Muñiz, Oscar  Alzaga, Enrique  Larios,  Ernesto Villareal Landeros, a Juan Aguado Franco y su digna esposa la señora María de la  Paz Quintanilla –norteños valientes y honestos−, a Francisco Salvador Pérez y a Gilberto  Hernández Santiago.


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