jueves, 26 de junio de 2014

‘RESCISIÓN SIN PRUEBAS’. Dr. en Dcho. José Enrique González Ruiz, víctima del macartismo del régimen.


‘RESCISIÓN SIN PRUEBAS’.

Con estas sencillas dignísimas palabras, fruto de su carácter  de hombre equilibrado, hombre de bien, inicia  el  texto de nuestro distinguido maestro Doctor  en Derecho José Enrique  González  Ruiz, del día   quince de junio de dos mil catorce que publica  CONTRALÍNEA, y que tienen  que ver  con los abusivos  procedimientos  policíacos (‘administrativos’ dicen los fariseos) que en su contra, en contra de su dignidad  y derechos, en contra de su familia y de México, está realizando, sí, los sigue realizando, el execrable sistema político  reinante en México. La Universidad  Autónoma de la Ciudad de México (UACM)  es el espacio inmediato donde  ocurren los  sucios  procedimientos. En el lado opuesto de dicho ilustre maestro  se encuentra  la institución mencionada  con su Encargado del Despacho de la  Oficina  del Abogado General, Federico Anaya Gallardo,  que con forme al texto,  -el uso de palabras ‘duras’ desafortunadamente  es forzoso dada  la  abominable y pantagruélica sarta de  facultades  que dice tener el encargado del Despacho de la  Oficina  del Abogado General- . De buenas  a primeras advertimos que dicha universidad  fue creada al amparo de dos políticos del sistema que se ufanan de ser democráticos André Manuel López  Obrador y Marcelo Ebrard Casaubon. Pero ¿Qué, estos políticos tan polimencinados  carecen del talento político  para haber creado una estructura Académica  de fundamental importancia, sin las  condiciones ni la infraestructura jurídica más elemental  para  su operabilidad decente, para su desempeño  y funcionalidad honestos conforme al Estado democrático y de Derecho? Porque con  estos políticos  que se dicen tan populares,  si llegaran a los altos mandos del país,  qué le puede esperar a México.  Sucede que  del contenido  de lo que expone el maestro  José Enrique  González Ruiz  y su contraparte la UACM a través del encargado del Despacho de la Oficina del Abogado General mencionado, claramente se desprende  que en esa llamada universidad priva nada menos que un estado salvaje  en el respeto, en el debido respeto a los derechos y garantías constitucionales y humanos. Este funcionario, siquiera debiera ser el Titular, de  quinta categoría, encargado del Despacho  de la Oficina del Abogado General mencionado  sólo puede tener las omnímodas facultades a que se refiere  en un Estado   en donde las relaciones  las norman un estado de salvajismo: le asiste  toda la razón  al eminente maestro agraviado  al afirmar  que los procedimientos  seguidos  en su contra por la UACM  adolecen de todos  los vicios  de un Estado  autocrático y despótico. Un burócrata, un  funcionario de quinto  nivel,  le endilga al ultrajado maestro una sarta de reproches producto de la embriaguez  que sólo puede producir  un estado de salvajismo  donde no priva  el Derecho. ¿Con qué  derecho  un ridículo burócrata locuaz puede proferir tantas inmundicias  en contra de un venerable maestro  que ha entregado su vida al servicio de la  nación? Porque,  para George Orwell, todas  esas, demasiadas, muchas, infladas, descomunales  cantidades de atribuciones  pueden recaer  en tan insignificante  ente burocrático.  Que el encargado  del Despacho de la Oficina  del Abogado General  tal  tiene  facultades  para esto y aquello, para averiguar, para indagar, para vituperar, para abusar del poder,  para hacerla de  Santa Inquisición de la UACM,  que para formar comisiones femeninas y por el contexto obviamente  feministas, éstas, sí, racistas, macartistas, para perseguir por razones de género  y por bagatelas  a maestros dilectos, para admitir y rechazar  sin ton  ni son  las pruebas  de los interesados  mediando  el capricho, la anarquía y por tanto la mala fe más absolutos,  operando así  la institución académica absolutistamente  mediante  sus ominosas herramientas, que  Comisión de Asuntos  Legislativos de su Consejo,  que  su Instancia  Universitaria,  que  Junta Aclaratoria,  que su comité  de (mujeres)  -vaya régimen opresor, vaya régimen racista por razones  de género, vaya régimen   de discriminación racial, sí, sí, pero todo se lo debemos  a nuestro manager, somos víctimas cautivas y cautivos de nuestro manager, y,  divide y vencerás ¡pum, de plano,  de un tirón, de una vez por todas, el descontón, ponerlo Knockout!, -ah, si México qué democrático eres-,  quitarle  el trabajo,  destituirlo de su investidura  académica, confiscarle su patrimonio, difamarlo, seguramente provocarle graves consecuencias para su salud  que pueden conducirle  a la muerte. Conducirlo  a la muerte por medio de una larga tortura  es precisamente  lo que ansían y buscan los torturadores de la UACM. Eso es lo que está haciendo  la UACM  con sus maestros más  venerables, porque en este país México, los mexicanos somos víctimas,  somos marionetas de fuerzas extrañas. Veamos lo que está sucediendo     en otros países  que sufren el azote   de esas  mismas  fuerzas  en  perfecto contubernio  con sus socios criollos. Zapatero a tus zapatos. Las  instituciones académicas  no pueden decretar  penas graves ni realizar  complejos  procedimientos de  tortura mortal   como  aquellos   que la UACM   ha impuesto   y está  imponiendo  a sus  maestros venerables,  no tienen  porqué ser   juez  y parte. No tienen porqué  hacerse justicia  por  propia mano. No tiene porqué  hacerle  el caldo gordo  al imperialismomilitarismo y a sus lacayos en  auge.  Los procedimientos  sádicos –el maestro José Enrique González Ruiz  los llama  con toda  propiedad  de tortura- son penales, son de  naturaleza penal, por las   graves  penas   que aplican,  y por  tanto son anticonstitucionales. Las  instituciones  académicas  son para dilucidar   democráticamente  problemas y cuestiones académicos en sentido material; y  no tienen porqué  invadir otros terrenos  que corresponden a  otros órganos y áreas del  Estado  y de la  sociedad. Deseamos   que  el venerable maestro afectado  tenga fuerzas  suficientes  para  hacer frente a las  embestidas   de la  maldad   y de la hipocresía  que se han lanzado  en su contra  por el hecho de  ser un gran mexicano,   un batallador   incansable   por la  vigencia de los Derechos humanos en México y el mundo. Deseamos  que los mexicanos, tan ultrajados  por las   mismas  fuerzas  del mal  como  el maestro venerable mencionado, se lancen y se desborden a  luchar  por  desvanecer y aniquilar  las graves afrentas  que dicho maestro  y todos  los  mexicanos  estamos sufriendo por el sistema de mercenarios que padecemos. ¡Urge!  Oaxaca de Juárez, Oaxaca, México, a 26 de junio de 2014. 
Licenciado Giap Salvador  y 
Licenciado Maestrante en Derecho Penal,
Francisco Salvador Pérez.

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