domingo, 14 de diciembre de 2014

Así es que camaradas a unirnos todos para que en nuestro continente desde el Ártico hasta el Antártico, impere la Justicia, la decencia, la independencia…


Así es  que  camaradas a unirnos  todos para   que  en  nuestro  continente   desde  el Ártico  hasta el  Antártico, impere  la  Justicia, la decencia,  la  independencia…




El  Estado, aparato  público  o Instituciones Públicas significan  todo  lo que es  poder  y autoridad  de los pueblos y de las  naciones.  Este    poder  se llama  Soberanía y  Democracia. Los  que  ocupan los  altos cargos del manejo  de  esas  instituciones,   sobre  todos  los déspotas,  para  autoelogiarse,   siempre adulan  a las  instituciones; por  su propia  naturaleza corrupta ellos, los déspotas, no  distinguen  entre instituciones  públicas  y  privadas,   con este  método,  para  justificar  su increíble  cadena de crímenes –colonización  española  en  América, exterminio de millones  de indios  de América por  los  conquistadores blancos, genocidios   cometidos  contra México por  el  militar asesino  Porfirio  Díaz,  abdicación   a  cumplir  con sus  deberes militares y entrega cobarde  de los vastísimos territorios de los indios de  México de millones de kilómetros  cuadrados a las oligarquías  anglosajonas que despojaron  a México   de esas grandes  extensiones durante  el Siglo XIX,  comportamiento  realizado   por las  instituciones  militares  y clericales    encabezadas por Antonio  López de  Santa Anna  y  Lucas  Alamán que dominaron y aún  siguen dominaron a México  hasta  este  año de  dos mil  catorce.  Como lo  estamos  viendo  todos los  días  estos  grupos  siguen  saqueando  a México.  Enrique  Peña  Nieto   es  un  hombre  supermillonario  enriquecido    con los cargos públicos, lo mismo  su mujer, la  señora Angélica Rivera Hurtado, evidente  pieza de la empresa   capitalista Televisa   como esposa  del Presidente;   a pesar   de que esta  señora no  tienen ningún  carácter  público   está saqueando  ya  a México, lo mismo  que el   encargado  de la  Hacienda  Federal  Luis Videgaray Caso, colaborador  inmediato   de Enrique   Peña  Nieto. Como  lo  informan  los  enterados  de  este   tipo   de   ladrones  de  cuello  blanco;    lo  que  vemos   no  es más  que la  punta  del  iceberg.  Para  mantenerse  en el poder  este  tipo de  personas  hacen  uso  del terrorismo  contra las  naciones, sin reparar  en medios,  ya  que a los  aparatos públicos  los tienen  convertidos  en sórdidas  dependencias de los niveles más  altos  del sistema  mundial  que saquea  a las  naciones,   llamado capitalismo. La ley del capitalismo es el crimen, el asesinato, la destrucción, el robo, el saqueo y la mentira  en contra de las  naciones  de la  Tierra.  Este  es el programa   que  en  México   están  realizando  los  grupos   de psicópatas   que  ocupan  los  altos  cargos  del Estado.  Quienes  encabezan  y dirigen   estos programas   son los que usurpan   los  altos cargos    de la  Federación mexicana  al   frente de la  cual   está  Enrique   Peña  Nieto     que se  conduce    como un príncipe dieciochesco  absolutista   gracias  al apoyo  del capitalismo  y del imperialismo  que encabeza  el  gobierno de Estados  Unidos.  Así  se  comprende  que  la  espuria  Suprema   Corte de  México y sus  ministros no  sean  electos  por  el pueblo, ni, por tanto,   tengan  ninguna  representación de la  Nación  mexicana.   Contra  toda  decencia  en sus  resoluciones  que  luego se  convierten   en  normas  espurias  o jurisprudencias,  los  ministros de la SCJN  se han  dedicado  a destruir  en  todas  formas a la  Nación  mexicana,  han  puesto de  cabeza  al sagrado  concepto  Nación  para  dizque justificar sus   resoluciones vesánicas;  recientemente resolvieron  que la  Nación mexicana  no  tiene  ningún derecho   a  ser  consultada para decidir  sobre  cuestiones  financieras, fiscales y de presupuestos públicos,  es  decir, que  un grupo de  once   pillos  (los “ministros”) por  las  instigaciones   de  quien  no tiene  facultades  para  hacerlo,  como lo es  Enrique Peña  Nieto,   le  suprimieron    un derecho  original  e inalienable   a  la  Nación  mexicana, típico del Estado  moderno,  que  es  la  titular   o  dueña  de  la  Soberanía  nacional,  por lo  que en buenos  términos  cualquier  ocupante  de   un  cargo público, todos, desde el Presidente,   no son más  que  una  suerte   de  meros  representantes  del Soberano,  que  es el pueblo  y la  Nación  llamada  México.    Bajo  esta  perspectiva    podemos  explicarnos  y  ver  fácilmente  los asesinatos    que  sistemáticamente  ocurren    y están  ocurriendo    todos  los  días  en México,  el  exterminio y asesinato  de los indios Yaquis de  Sonora,  la  Decena  Trágica   con el asesinato  de  F.I. Madero y Pino Suárez   por  las  instigaciones  del gobierno de los EEUU, el asesinato de  líderes populares  como  Don Vicente Guerrero,  Rubén Jaramillo, Genaro  Vásquez  Rojas y  Lucio   Cabañas,  asesinato  masivo  de  jóvenes  estudiantes  en 1968 en  Tlaltelolco, Aguas  Blancas, Ayotzinapa, San Salvador  Atenco, y Tlatlaya, estos últimos del Estado  de  México,    en los  que recientemente   también  fue  gobernador y ya  con el cargo  actual   Enrique  Peña Nieto, la   entrega de  nuestro  espacio   sidéreo, de nuestro  gas,  de nuestro petróleo,   de nuestras   comunicaciones,  de nuestro  territorio,  de nuestra   finanzas   y de  nuestra  economía,   como   Nación,  a los  grupos  privilegiados criollos   y  extranjeros ,     todos  ellos  zarpas   del  capitalismo  e  imperialismo  del   gobierno de  los  Estados Unidos ;    Así es  que  camaradas  compatriotas mexicanos, latinoamericanos,      caribeños,    todas   las  razas  que pueblan  Estados  Unidos   y  Canadá; entidades  estatales Guerrero, Oaxaca, Michoacán,  sus  habitantes  guerrerenses,  oaxaqueños  y  michoacanos   a unirnos  todos   como  una  sola  patria y expulsar   cuanto  antes  del  poder   que  injustamente   ostentan  las  oligarquías  asesinas  que nos  sojuzgan, nos  avasallan  y nos  esclavizan  a todos,   para   que  en  nuestro  continente   desde  el Ártico  hasta el  Antártico, impere  la  Justicia, la decencia,  la  independencia, la  libertad y demás  valores  necesarios  para la  armonía    social  y  jurídica. 

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